El marchitamiento de las ramas

loré cuando la luna murmuraba a los pájaros:

«Que el avefría cante y el zarapito grite donde quiera,
anhelo vuestras palabras alegres, tiernas y compasivas,
pues los caminos son interminables y no hay lugar para mi mente».


La luna, pálida como la miel, yacía baja sobre la colina adormecida,
y me dormí en la solitaria orilla de los arroyos;
ninguna rama se ha marchitado por el viento invernal,
las ramas se han marchitado porque les he contado mis sueños.

Conozco los senderos frondosos que toman las brujas,
que vienen con sus coronas de perlas y sus husos de lana,
y su sonrisa secreta, desde las profundidades del lago
y de las islas de manzanas, donde la estirpe de Danaan
enrolla y desenrolla sus danzas cuando la luz se enfría
en los prados de la isla, sus pies donde brilla la pálida espuma;
ninguna rama se ha marchitado por el viento invernal,
las ramas se han marchitado porque les he contado mis sueños.

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Conozco el país soñoliento, donde los cisnes vuelan en círculos,
encadenados con oro, y cantan al volar.
Un rey y una reina vagan allí, y el sonido
los ha vuelto tan felices y desesperados, tan sordos y tan ciegos.

Con sabiduría, vagan hasta que todos los años han pasado.
Conozco el zarapito y el avefría en cada arroyo;
ninguna rama se ha marchitado por el viento invernal,
las ramas se han marchitado porque les he contado mis sueños.

William Butler Yeats


Anoche leí este poema justo antes de irme a dormir, cuando el fuego se apagaba ya y la casita iba a quedarse completamente a oscuras, y quería compartirlo  contigo, viajero.

Adoro a Yeats 😊, es como si fuese un mago: como si fuera capaz de transformar las palabras en vasijas de barro conforme las va escribiendo, y las llenase y las llenase luego de magia... 🪄✨️

✏️ Imagen de cabecera: Pixabay

🧚‍♀️🌙 Lola 🧝🦉

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