🌿 El lápiz de las dríades 🐦✨️

Dicen que, cuando el viejo árbol que habitan se muera, ellas morirán con él ... Que las dríades -las hermosas ninfas que pueblan cada rincón entre todas las hojas del mundo... entre raíces, ramas y flores- en sus manitas solo tienen el tiempo con el que cuenta el árbol al que están unidas ... La tarde que las vi por primera vez , una de esas tardes luminosas y tibias de principios de febrero en las que la vida se afana por renacer con tanta fuerza que es imposible que, sobre la tierra, haya alguna criatura -por anciana o niña que sea- que no perciba esa lucha, que no se estremezca ante ese grito mudo... John William Waterhouse,  Hamadríade  (1895) Que no alce los ojos al cielo y suspire de alivio: - Ya se van -se oirá decir a todos los ojos, muy bajito, casi con miedo-: las sombras, todas las sombras se van ya ... Esa tarde -decía-, las dríades me hicieron un regalo:  el precioso lápiz que unos duendes elaboraron para mí , siglos atrás , con madera de espino blanco y unas poquitas esm

Leyenda de la Dama Blanca

Kay Nielsen (1914)
 
Ottilia Adelborg (1892)
La Dama Blanca es muy joven. Y también muy hermosa. No la habrás visto nunca porque vive lejos de aquí, en un castillo rodeado de bosques y montañas blancas. Como ella. Ella es blanca como la nieve que se cuaja en la cresta de los montes en invierno. Como la seda de los vestidos que le cubren el cuerpo.

     La Dama Blanca...

Henry Justice Ford (1902)
Henry Justice Ford
(1902)

     Se pone muy triste si no contempla el lago. El que se adentra en las montañas, tan cerquita de su castillo. Por eso sale y por eso lo busca. Para verlo. Para mirar y mirar, y dejarse los ojos perdidos en sus aguas serenas. En su danzar de ondas inagotables.

      La Dama Blanca acude todos los días, sin faltar ni uno, a vigilar el lago. Vigila que nadie trate de vaciar sus aguas.

       Que las nubes no las absorban.

       Que la tierra no se las quite. Y las haga suyas.

       Vigila el lago.

       Lo vigila y una mañana se da cuenta de que no están todas sus ondas. ¿Dónde están? ¿Dónde están las ondas que son suyas? Hay menos agua en el lago, esa mañana. La tierra se la está tragando. Maldice a la tierra ladrona, la maldice y trata de reponer las aguas usurpadas por la tierra con su propio llanto.

       Llora.

     Pero todos sus litros vertidos de lágrimas no son suficientes para volver a llenar el lago. Y ella se deshace. Deja que la vida se le escape hecha agua que la tierra se traga. Estate quieta, tierra, deja de tragarte el agua. Que la Dama Blanca se muere. ¿No lo ves? ¿No ves que se muere?

Kay Nielsen (1914)
Kay Nielsen (1914)

   Una noche un pescador irá a echar sus redes al lago y la encontrará muerta. Si te lo he dicho, tierra, que se moría. Y no te ha importado.

     La llevará al castillo, el pescador. La pondrá en los brazos de su padre y regresará a recoger las redes, que ahora pesan. Pesan mucho y no cargan peces cuando las saca. No. Las redes pesan porque han cogido un rayo de luz que parece de luna, pero que no es de luna.

     Se escapa de la trampa, el rayo de luz que parece de luna, y va a posarse al centro de las aguas.

     Danzando.

     Danzando.

     Se deslizará sobre las ondas... Las agarrará. Agarrará las aguas.

     Danzando.

     Danzando...

    Que la tierra ya no se las podrá llevar. Que ahora se las tendrá que arrancar de la piel a la Dama Blanca.

✏️ Imagen de cabecera: Kay Nielsen (1914) ✨️✨️🌸

     Este relato apareció publicado, por primera vez, el día 10 de junio de 2013 en Cavea. Revista Cultural 2.0

"Beato de Fernando I y doña Sancha" (BNE Vitr/14/2). Detalle
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