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—¿No extrañas a Nimue?
Las pocas veces que se queda callado es porque le he hecho esa pregunta. Esas veces cierra el Libro si lo tenía abierto y mira al frente. Nunca me contesta.
—La echo mucho de menos, Titus B.
Se para y se sienta muy serio bajo cualquier arbusto. Se para y se sienta y en una ocasión lo hace encima de algo raro.
Había luna llena aquella noche, y el asiento del duende resultó ser un manuscrito maravilloso 🙃.
✏️ Imagen de cabecera: manuscrito Voynich ✨️✨️
El presente relato fue publicado, por primera vez, el día 11 de junio de 2013 en mi viejo blog: Cuentos de Brocelianda 🐄🐣.
Para que no se pierdan en el olvido, dejaré que dormiten aquí, bajo estas poquitas líneas, el comentario que recibió en aquel momento y la respuesta que yo le di 🙈, mira:
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✨️✨️ No te vayas, peregrino, sin dejar un comentario 🙏🏻. Que, mientras esté formulado desde el respeto, será muy bien recibido 🙃✨️✨️ 




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Gracias por ser parte de mi mundo 😇🙏🏻