Del día del apagón 😳

Al momento en que estas poquitas líneas escribo, con los acordes del maravilloso Si te vas y la voz de Robe sonando de fondo en la soledad de mi habitación, hace apenas un rato que la luz eléctrica ha vuelto a inundar mi casa -la mía y la de mis vecinos y la de España enterita- después de muchísimas horas sin que lo hiciera, llevándose consigo además la conexión a Internet 🤦🏻‍♀️, despojándonos de golpe y porrazo de esas cosas que conforman nuestro pequeño universo digital y cotidiano...

Es curioso, no es que haya experimentado miedo en todo este tiempo, pero tampoco he dejado de sentirlo. Ha sido como si volviese a vivir aquel primer día de la pandemia de hace cinco años, ¿te acuerdas? Un poco medio en shock 😳. Un poco tratando de racionalizar algo que, en realidad, cuesta bastante racionalizar -digan lo que digan, créeme, viajer@-.

Beato de El Escorial, 93v (c. 950-955). Detalle
Beato de El Escorial, 93v (c. 950-955).
Detalle 

Pienso en los protagonistas que ilustran nuestros queridos beatos, y me acuerdo de esos ojos que ponen cada vez que se ven sin saber porqué en ese sin saber dónde que parece ser el escenario del Apocalipsis, y les encuentro aquí, hoy, todo el sentido del mundo: los historiadores del arte dicen que esas miradas son inexpresivas... que a los anónimos creadores medievales les valía con ponerles los ojos saltones al máximo a sus representaciones y andando, pero ¿de verdad? ¿Es eso? ¿Eso solo? ¿No será más bien que han sido los miniaturistas mozárabes -y luego los de los siglos posteriores del románico- los que mejor han logrado plasmar la mirada que se le queda al hombre ante lo que no se espera, no conoce y de lo que no se sabe ni cómo defender? 🫥

✨️🌸 Lola 🕯✨️


Comentarios