🌿 El lápiz de las dríades 🐦✨️

Dicen que, cuando el viejo árbol que habitan se muera, ellas morirán con él ... Que las dríades -las hermosas ninfas que pueblan cada rincón entre todas las hojas del mundo... entre raíces, ramas y flores- en sus manitas solo tienen el tiempo con el que cuenta el árbol al que están unidas ... La tarde que las vi por primera vez , una de esas tardes luminosas y tibias de principios de febrero en las que la vida se afana por renacer con tanta fuerza que es imposible que, sobre la tierra, haya alguna criatura -por anciana o niña que sea- que no perciba esa lucha, que no se estremezca ante ese grito mudo... John William Waterhouse,  Hamadríade  (1895) Que no alce los ojos al cielo y suspire de alivio: - Ya se van -se oirá decir a todos los ojos, muy bajito, casi con miedo-: las sombras, todas las sombras se van ya ... Esa tarde -decía-, las dríades me hicieron un regalo:  el precioso lápiz que unos duendes elaboraron para mí , siglos atrás , con madera de espino blanco y unas poquitas esm

Un robo de película...

Museo Isabella Stewart Gardner, Boston (Massachusetts), año 1990

En tanto la coleccionista de arte Isabella Stewart Gardner lo convertía en museo -proceso que culminó en 1903-, el viejo palacete de estilo veneciano se encontraba demasiado lejos de imaginar que, el 18 de marzo de 1990, sus paredes -custodias de 2.500 obras- habrían de servir como decorado para una de las escenas más increíbles de la Historia del Arte.

Johannes Vermeer, "El concierto"
Johannes Vermeer, El concierto (1658 - 1660)
Óleo sobre lienzo
64,7 x 72,5 cm

Afuera llovía.

Las agujas de los relojes de la ciudad apenas si habían marcado la medianoche cuando, como personajes prófugos de la mejor novela de detectives, dos hombres -con bigotes postizos y disfrazados de policías- bajaron de un vehículo aparcado en las inmediaciones de la entrada lateral del museo.

Llamaron al timbre.

Cruzaron sus puertas por la zona de los empleados.

Habían anunciado a Richard Abath -el joven guardia de seguridad de 23 años- que debían hacerlo a fin de investigar un  ruido... y perpetraron, ante los atónitos ojos del mundo y del detector de movimientos, el mayor robo de la historia de EE.UU.: fueron 81 interminables minutos.

En el sótano del museoesposados y amordazados con cinta adhesivapermanecieron tanto Richard Abath como su compañero hasta que, al día siguiente, los encontró la policía a las ocho y cuarto de la mañana.

Los ladrones se habían marchado a las tres menos cuarto de la madrugada; fueron necesarios dos viajes en coche para llevarse con ellos un botín valorado en más de 500 millones de dólares... Y no habían olvidado hacer gala de la famosísima frase: <<Señores, esto es un atraco>>  sabedores, quizá ya en ese momento, de hallarse en el umbral que separa a los hombres comunes de aquellos destinados a pasar a la Historia del Arte.

El botín lo componían trece obras:

- Tres lienzos de Rembrandt, entre los que se encontraba La tormenta en el mar de Galilea (1633)
Rembrandt, "La tormenta en el mar de Galilea"
Rembrandt van Rijn, La tormenta en el mar de Galilea (1633)
Óleo sobre lienzo
160 x 128 cm

Rembrandt van Rijn, "Portrait of the artist as a young man"
Rembrandt van Rijn, Retrato del artista como un hombre joven
Tinta sobre papel
4,5 x 5 cm

- Cinco cuadros de Degas
Edgar Degas, "Procession on a Road near Florence"
Edgar Degas, Procesión en un camino
cerca de Florencia (1857 - 1860)
Dibujo sobre papel
15.6 x 20.6 cm

Edgar Degas, "Leaving the Paddock"
Edgar Degas, Dejando el Paddock (s. XIX)
Acuarela
10.5 x 16 cm

Edgar Degas, "Study for the Programme"
Edgar Degas, Estudio para el programa (1884)
Tiza negra sobre papel

24.6 x 31.4 cm

Edgar Degas, "Study for the Programme"
Edgar Degas, Estudio para el programa (1884)
Tiza negra sobre papel

26.6 x 37.6 cm

Edgar Degas, "Three Mounted Jockeys"
Edgar Degas, Tres jinetes montados (1885 - 1888)
Óleo sobre papel
30.5 x 24 cm

- Una pintura de Manet
Édouard Manet, "Chez Tortoni"
Édouard Manet, Chez Tortoni (c. 1875)
Óleo sobre lienzo
26 x 34 cm

- El Paisaje con un obelisco de Govaert Flinck
Govaert Flinck, "Paisaje con un obelisco"
Govaert Flinck, Paisaje con un obelisco (1638)
Óleo sobre tabla
54.5 x 71 cm

- Un matraz de bronce procedente de China (que había pertenecido a la dinastía Shang)

- Un águila de bronce: remate de una bandera de seda de época napoleónica

-  El concierto de Vermeer...: descansaba en la sala de arte holandés del palacete. Isabella lo había comprado en París, el 5 de diciembre de 1892, en una subasta celebrada en el Hotel Drouot.

Pagó por él 31.175 francos.

Su marco vacío todavía cuelga del lugar que era suyo en el museo.

Tanto el de El concierto como los demáslo hacen. Esperan pacientes, silenciosos.

Solos.

Esperan que la recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por sus dueños -a cambio de una clave que conduzca directamente hasta las obras-, un día dé resultado. Esperan que la investigación del caso, abierto todavía, pueda arrojar algo de luz...

Luz para unas obras de arte que parecieran cubiertas por un espeso manto de niebla...

Luz para unas obras maestras perdidas, tal vez para siempreen un caso que el FBI no ha sido aún capaz de resolver...

Este artículo apareció publicado, por primera vez, el día 23 de enero de 2020 en el blog El cuaderno secreto de Lola

"Beato de Fernando I y doña Sancha" (BNE Vitr/14/2). Detalle
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